miércoles, 10 de diciembre de 2008

"La Formación de la Tierra Media"

Por dios... con la crisis que hay y la falta de trabajo, y yo sin actualizar el blog en todo este tiempo. Tengo que darle a las teclas un poco más, o al menos, un poco más a menudo y en este lugar...

Aprovecharemos para hablar del último libro leído, que acabo de finalizar ahora mismo, y luego iremos recuperando temas de los necesarios (que la verdad es que va siendo hora). Se trata de un nuevo volumen de la "Biblioteca Tolkien", aquella colección que salió para kioskos y que en un arrebato de locura decidí comprarme enterita por e-bay (unos 100 euros) a pesar de tener más o menos la mitad de los libros en otras ediciones...

Pero tampoco me arrepiento, ni mucho menos: pocos son los lectores tolkienmaníacos que pueden presumir de haberse leído "El Hobbit" a los 14 años, "El Señor de los Anillos" a los 16 (y por cierto que como tal no he vuelto a leerlo nunca", "El Silmarillion" a los 17, y tener nada menos que las primerísimas ediciones españolas de "El Libro de los Cuentos Perdidos" (tomos 1 y 2) regalo de papá por reyes (los anteriores volúmenes pertenecían a su biblioteca, y pasaron por herencia a la mía). Así, a lo largo de los años, y mucho antes de las fiebres peliculeras, ya estaba yo a lo mío con los textos del maestro...

Y no es que yo sea un fan recalcitrante ni un loco que dedica su tiempo libre a descifrar runas (bueno, algo de eso también hay...), pero además de reconocer la valía de un tipo tan singular (cosa que, vuelvo a repetir, costaba mucho en las épocas anteriores a las pelis y con los amigos que leían cosas pretendidamente más "serias"), la lectura de sus textos y el análisis de los mismos hecho por su hijo me ayudan muchísimo en mi propia literatura, y por eso precisamente los leo. No pretendo ni intento convertirme en un experto en su obra, y por eso he huído siempre de clubs de fans y cosas así (de esos que se enfadan porque no sabes distinguir entre Aragorn o Felagund, aunque reconozco que el ejemplo es exagerado), así que leo por placer y muchas veces por obligación, sin pretender memorizar todo ese galimatías...

De todos modos, y a mi manera, disfruto. Es decir, me gustan los textos a pesar de las repeticiones y de lo sesudos que son los estudios... y hablando en concreto de los volúmenes que forman esta "Historia de la Tierra Media" (que son nueve) disfruté en su época de aquellos dos primeros ("El Libro de los Cuentos Perdidos", que por cierto volví a leer años después), del tercero ("Las Baladas de Beleriand", que me regaló Glauca y que la verdad es que leí demasiado rápido... de hecho, tiene papeletas para volver a ser leído de nuevo), y del séptimo ("El Anillo de Morgoth", que compré cuando salió porque lo saldaban en una librería que cerraban, y cuando me puse con él hace un par de años descubrí que me gustaban y me eran muy útiles este tipo de cosas). Ahora, el que he acabado es el cuarto, "La Formación de la Tierra Media", un tanto árido porque ya conozco bien todos los mitos de la Primera Edad y las sorpresas han sido pocas, pero aún así resulta útil, como cada vez: me gusta leer sobre elfos y hombres, sobre cómo un hombre era capaz de tener todo esto en su cabeza y lo ordenaba y pulía convirtiéndolo en algo coherente e insuperable...

Hace poco tiempo, la verdad es que Tolkien me intimidaba bastante como escritor: por descontado, yo jamás seré capaz de crear un mundo como el suyo, ni de dedicarle tanto tiempo, ni de inventar idiomas como esos ni palabras tan hermosas... pero precisamente, una de las cosas que descubrí leyendo todo eso es que eso no me interesa. Yo no soy filólogo, así que los nombres que me invento beben de todas las fuentes que voy conociendo, pero de maneras muchísimo más amateurs e ingenuas, y sobre todo, a mí no me interesa para nada crear toda una mitología tan coherente y tan fuerte como esa: en mis propios libros busco otras cosas, tales como la curación o el camino hacia ella, o más bien el alivio del espíritu, o algo así... y lo demás (idiomas, mitologías, gestas, dioses... precisamente aquello a lo que él prestaba tanta atención) es para mí sólo un juego. Hay que leer a Tolkien, y hay que aprender de él... y no hay que dejarse intimidar. Ninguno de nosotros será Tolkien, afortunadamente...

Ahora, como cada vez, toca esperar un poco más para atacar otro de estos volúmenes. Son muy útiles, pero hay que digerirlos con tranquilidad...

Ah, y tengo que comprarme un jodido scanner...

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