domingo, 8 de mayo de 2011

"The Wall Live": concierto de Roger Waters en Barcelona

La entrada se me ha quedado un tantito atrasada, teniendo en cuenta que tamaño evento se celebró el pasado 29 de marzo, pero así son las cosas: uno de los conciertos que más podía apetecerme en la vida se celebraba en Barcelona, y por todo lo alto además, y no era ni mucho menos cuestión de desaprovechar la oportunidad...

Cuando me lo comentó un amigo, no me lo podía creer: Roger Waters, el bajista de Pink Floyd, volvía de gira nada menos que con su obra más famosa (aunque a lo mejor él no piensa lo mismo), como es “The Wall”. Para alguien que vio la película con seis años (sí, en aquellos tiempos todos éramos jóvenes y hacíamos muchas locuras...), que escuchó el disco hasta la saciedad identificándose con el protagonista de la película homónima a raíz de una desventura amorosa, o que vio en directo (pero por televisión) el “The Wall Live In Berlin” de 1990, la noticia era cuanto menos espectacular. Así que compré (compramos, ya que Johanna también se vino) la entrada y el billete, y allí nos fuimos.

Inútil intentar describir la emoción de ver un escenario recorrido por un muro en construcción, y el pensamiento de dios mío, no me lo puedo creer, voy a ver “The Wall”: simplemente, decir que tanto el show en sí mismo como la calidad musical fueron de lo mejor que yo haya visto nunca. Un Waters maduro y sereno se dedicó precisamente a lo que muchos artistas de rock (antiguos y modernos) deberían dedicarse, que es a tocar buena música y a volcarse en el espectáculo para darle a su público lo mejor de sí mismos y de su arte.

La modernización del evento fue más que correcta, y Waters demostró una vez más que lo importante son primero las ideas, y después la tecnología que pueda hacerlas realidad: de ese modo (y aparte del impecable sonido), los videos y adaptaciones de los mismos que se proyectaban sobre la pared, eran simplemente inenarrables. Qué momentos de placer y de dolor tan catárticos...

Y a pesar de que Gilmour no estaba, el guitarrista nos hizo vibrar igual de bien con “Comfortably Numb”, como debe ser.

Así pues, centenares de miles de gracias, señor Waters, por semejante momento vital: he asistido a unos cuantos conciertos en mi vida, pero creo que éste es uno de los que se lleva la palma.

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