lunes, 28 de noviembre de 2011

Columnas "Última Hora" octubre

Una vez más, tres han sido las columnas publicadas el mes pasado, además de otro artículo titulado “El James Bond de Jeffery Deaver” que salió en la sección dominical del periódico titulada “Puchero de letras” (que me encanta escribir todas las veces que me la ceden) el día 30.

-“Rihanna y su (falta de) ropa”: jueves, 6 de octubre de 2011.

Desde luego, hay noticias que no dejan de sorprenderme. Supongo que a estas alturas todo el mundo ha oído (y olvidado, que así son estas cosas) que a la cantante Rihanna la quisieron “censurar” mientras rodaba un videoclip en Irlanda, de una manera bien original: simplemente, el dueño de las tierras en las que ella trotaba ataviada únicamente con vaqueros y una especie de bikini rojo (no, no iba desnuda, no se vayan a creer) se acercó hasta ella y le dijo que a ver si se ponía algo más apropiado encima, que aquellas eran sus tierras y por mucho que se las hubiese alquilado, él les tenía mucho respeto.
Dejando aparte el concepto de “respeto” que tiene el buen señor (personalmente, para mí sería todo un honor que una mujer hermosa corretease por mis tierras, pero es que ya se sabe que yo soy un poco pervertido para esas cosas), es verdaderamente curioso el hecho de ver cómo a esta señorita “la persigue el escándalo”, según se empeñan en afirmar los medios de comunicación una y otra vez, habiéndose llegado a censurar las letras de sus canciones por hablar de prácticas sadomasoquistas, y cosas semejantes.
Y lo curioso no es eso, desde luego. Lo curioso es que, por una parte, haya personas capaces de censurar las actitudes de una mujer ampliamente aceptada en el “mainstream” y que gusta precisamente por lo que hace y lo que provoca, y que, por la otra, no haya nadie que censure otras actitudes sociales y políticas (en Irlanda o en cualquier otra parte) que sí son verdadero motivo de escándalo... y no daré ejemplos por aquello de que no me llamen demagogo, pero por la parte que me toca, creo que hay mejores lugares en los que poner una chaqueta censora que en los hombros de Rihanna.

-“Eros y Eastwood”: jueves, 13 de octubre de 2011.

Hace unos pocos días, me dispuse a ver en la pequeña pantalla una de las películas firmadas por Clint Eastwood en los últimos tiempos y que se me había pasado por alto. Afortunadamente, con los años Eastwood se ha vuelto un director “respetado” y plenamente aceptado como gran profesional dentro de la industria cinematográfica, por lo que quienes ya disfrutábamos antes con sus pelis de acción y tiros podemos hacerlo ahora con toda impunidad...
El caso es que, cuando llegó la inevitable escena de cama, lo primero que se me vino a la cabeza fue que, por supuesto, nada se iba a ver... y por supuesto, nada se vio. Y no tardé ni un segundo en recordar que, no hace tanto tiempo, sí que se veía, y que además eso resultaba de lo más natural. Sin ir más lejos, ¿qué ha pasado con aquel Eastwood que siempre mostraba los encantos de su entonces esposa Sondra Locke (que por cierto eran preciosos, y que además eran todo un aliciente para ver una de sus películas de la época) en los films que dirigía o protagonizaba?
Recuerdo haberlo comentado una vez con Luis Miguel Carmona, el autor del estupendo libro “Las Estrellas al Desnudo”, que recoge precisamente los momentos estelares de actrices (y actores) ligeros de ropa en la gran pantalla: se puede seguir la pista a los gobiernos estadounidenses y a la ideología de sus dirigentes por la cantidad de senos que aparecen en la pantalla grande, y que últimamente son tan escasos y tan raros que incluso llega a sorprendernos estar viendo una película de hace treinta años (y de las más comerciales) y observar que no había ningún problema al respecto.
Sin duda, la “evolución” es algo muy curioso... y las actitudes tanto de los creadores como del público, también.

-“X-Art.com”: jueves, 27 de octubre de 2011.

Sinceramente: no puedo creerlo. Que a un aficionado como yo a todo lo relacionado con el Eros y la sensualidad le hayan sorprendido de tal manera, y más desde el terreno de la web, es algo que no sé si estoy muy dispuesto a admitir. Pero en estos tiempos en los que parece que todo está al alcance de la mano con un clic de ratón, y que por lo tanto hay pocas cosas que verdaderamente merezca la pena reseñar, sin duda ha sido una sorpresa más que agradable, en todos los sentidos.
El caso es que, de absoluta casualidad, me di un día de narices con la página X-art.com, que lo que ofrece es precisamente lo que su nombre indica: productos marcados con la letra X (es decir, pornografía explícita) pero en los que la parte artística tiene un peso muy importante. Y no, no estoy hablando de tantos “quiero y no puedo” que pueblan el mundo y que se disfrazan de pretendidamente “artísticos” para que no los califiquen en una categoría superior y así colarse por los agujeros de la red, ni tampoco de los productos “vanguardistas” que se presentan como la alternativa chic y fashion sin pretender ser lo que no son...
Estoy hablando de un producto no solo sexualmente explícito (lo cual no es muy difícil de hacer), sino de un producto sensualmente explícito, que parte de la base de que no tiene nada que esconder ni que demostrar, y que por lo tanto se propone ir más allá, utilizando entre otras cosas a actores y actrices cuyas caras y expresiones hablan sin necesidad de utilizar el resto del cuerpo (lo cual es todo un mérito en el mundo X, desde luego), y fomentando una belleza y una delicadeza que ya quisieran muchas producciones cinematográficas, con la dichosa X o sin ella.
Por fin el cine para adultos se hace adulto: sin duda, ya era hora.

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