sábado, 23 de febrero de 2013

Columnas "Última Hora" enero

Los ¿nuevos? propósitos para el nuevo año y las ¿modernas? formas de reivindicar, fueron protagonistas de las columnas publicadas el mes pasado, con las cuales por fin nos ponemos al día... y ya iba siendo año.

-“Eros y 2013”: viernes, 11 de enero de 2013.

   En este año que ahora comienza, son muchas las personas que fijan sus esperanzas y vuelcan sus anhelos, deseando que las cosas vayan un poco mejor de lo que van, en todos los sentidos. Y entre todos esos sentidos en los que uno sin duda alguna puede perder buena parte de su cordura, estando las cosas como están (economía, trabajo, política, sociedad...), nosotros nos permitimos seguir insistiendo en fijar la atención en los complejos y nunca suficientemente ensalzados mundos del Eros más íntimo y profundo.
   Porque a este 2013 son muchas las cosas que se le piden, y sin duda, son muchas más las que se le podrían pedir en muchas materias que poco (o nada) dependen de nosotros mismos, pero en medio de ese marasmo proceloso que muchas veces es la realidad que nos rodea, las pepitas de oro de la sensualidad siempre son capaces no ya de llamar nuestra atención, sino de solazar unos momentos de ardua y penosa existencia. Porque el Eros, ese Eros que podemos disfrutar solos o en compañía a la búsqueda de nuestra propia pasión solitaria o acompañada, es algo que ofrece muchas más satisfacciones de las que parece, y que encierra muchas menos frustraciones de las que algunos nos quieren hacer creer.
   Y es que lo que es seguro es que el 2013 es un año en el que van a ocurrir muchas cosas, y cosas de todo tipo... así que, ¿qué mejor receta que volver nuestra atención a los asuntos más íntimos, aquellos en los que sólo nosotros ordenamos y mandamos, que regimos a nuestra conveniencia y que siempre nos procuran honda y profunda satisfacción?
   Después de todo, si las personas que se dedican con ahínco a poner trabas y a machacar conciencias se dedicasen al descubrimiento del Eros, otro gallo nos cantaría.

-“Topless y manifestaciones”: viernes, 25 de enero de 2013.

   El asunto del grupo punk ruso “Pussy Riot” ha vuelto a sacar a la palestra una forma de protestar que, curiosamente, no sólo nunca pasa de moda, sino que siempre llama la atención de manera más que efectiva. Se trata simplemente de manifestarse con la parte superior del cuerpo descubierta, evidentemente por parte de las féminas (ya que los hombres no causan ningún escándalo si hacen algo semejante, parece ser). Y es que basta que un par de mujeres se manifiesten de esa guisa en cualquier rincón del mundo como para que los noticiarios nos las muestren (generalmente acompañando las imágenes con imaginativas frases del tipo “y ahí las tienen, desafiando al frío...”), y todos sepamos que protestan por algo, aunque no sepamos muy bien por qué.
   Desde luego, no es algo que yo critique, ni tampoco que crea que debe restarle atención al más que escandaloso asunto del que se habla en este mismo caso concreto, pero sí me llama la atención, una y otra vez, lo poderosas que pueden ser las armas femeninas bien empleadas. Después de todo, ¿por qué será que si todas esas chicas protestasen por los mismos hechos y de la misma manera pero con sus pechos cubiertos, probablemente no saldrían en ningún informativo, y ninguno de esos policías que se obstinan en taparlas y detenerlas por escándalo público les dirigirían siquiera una ojeada?
   Como digo, es más que curioso que la visión de un cuerpo humano desnudo siga dando tanto que hablar y tanto en lo que fijarse, y que escandalice y llame tantísimo la atención en unos tiempos en los que no nos sorprendemos de casi nada. ¿Sería una buena solución que los manifestantes se mostrasen desnudos durante sus reivindicaciones (fueran del tipo que fuesen) para que así les hiciesen más caso aquellos que parecen no verles?

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