sábado, 12 de julio de 2014

"El Sexto Océano. El Juicio Final de la Marea" (Guadalupe Oteo Iturmendi)

Comenzando pues con tareas atrasadas que se han ido amontonando, no puedo por menos que cumplir una promesa que le hice a mi amiga y compañera de escudería en Alberto Santos Editor, Guadalupe Oteo Iturmendi, a la que por supuesto prometí una reseña (o más bien un comentario, que es lo que hago yo) de su último y reciente libro que leí incluso antes de haberse publicado, que cierra la trilogía iniciada con “Rielar y los Reinos del Mar” Y “El Destino de Élias”, de los cuales ya hablé yo por aquí hace tiempo (nada menos que el seis de julio de hace dos años):

http://hazgonzalez.blogspot.com.es/2012/07/rielar-y-los-reinos-del-mar-y-el.html

Y sin embargo, ¿qué puedo decir de este “El Sexto Océano. El Juicio Final de la Marea” que no haya dicho en el prólogo que tuve el honor de escribirle? Bien saben los dioses que el asunto de prologar siempre, siempre, es una tarea complicada, pero en este caso concreto, Guadalupe me la facilitó muy mucho al proporcionarme el que, sin duda alguna (y al menos para mi gusto) es el mejor libro de los tres, que es lo que yo precisamente he intentado decir (mejor o peor) en él.

Porque si en los demás se nos explicaba o dejaba de explicar qué eran y qué dejaban de ser los Reinos del Mar (y sus habitantes, a los que cogíamos tanto cariño inmediato), aquí se rizan todos los rizos posibles uniendo la historia real de cada día a la de una historia que parecía escrita a propósito para los acontecimientos actuales, y añadiendo además una cantidad de detalles y de nuevas tramas que es imposible que dejen indiferente a nadie. Mar, amor, belleza, amistad... y unos paisajes submarinos del todo cautivadores. Pero insisto, ¿qué podría decir yo que no haya dicho ya?

Que la recomiendo fervorosamente, por supuesto, y que sin duda, esta trilogía ha tenido el mejor de los finales posibles, sólido como una roca y plástico como el agua. Y ahora, lo único que deseamos es que Guadalupe siga escribiendo, de los Reinos del Mar o de otros lugares, pero que no lo deje, porque después de esta lectura nos quedan muchas, muchísimas ganas, de seguir soñando con sus paisajes...

¡Espuma y sal en tus mañanas, hermana!

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